The following is a Spanish translation of “The Evil of the National Security State” by Jacob G. Hornberger. The translation was done for FFF on a complimentary basis by a FFF supporter in Spain. Please share it with your Spanish-speaking friends.
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Un día después de que las fuerzas japonesas atacasen Pearl Harbor en diciembre de 1941, éstas invadieron Filipinas, donde mataron o capturaron decenas de miles de soldados americanos. Obviamente surge la pregunta: ¿Qué demonios estaba haciendo ese enorme contingente de soldados americanos en un país a miles de millas de las costas de EEUU?
La respuesta está en el giro hacia el imperio que inició EEUU durante la guerra con España en 1898. Cuando Cuba y Filipinas se rebelaron contra el dominio del imperio español, EEUU intervino en el conflicto prometiendo entonces ayudar a los revolucionarios a conseguir la independencia.
La intervención americana tuvo éxito, y el imperio español perdió la guerra. Sin embargo, Cuba y Filipinas no lograron asegurar su independencia. ¿La razón? El gobierno de EEUU insistió en reemplazar el dominio del imperio español por el de lo que llegaría a ser el imperio americano.
El resultado fue otra brutal guerra de independencia en Filipinas, en la que las fuerzas de EEUU mataron, mutilaron o torturaron a cientos de miles de filipinos en su exitoso empeño de sofocar la rebelión.
Así es que los soldados americanos que mataron o capturaron los japoneses se hallaban en territorio de EEUU, conquistado casi 50 años antes como consecuencia del giro emprendido por EEUU al pasar de república constitucional a imperio mundial.
El gobierno Americano trató también a Cuba como su propia colonia, igual que había hecho el imperio español, dominando efectivamente el país durante decenios mediante sucesivos dictadores, brutales y corruptos, que hacían lo que mandase el imperio americano.
La guerra con España supuso por ello un nuevo rumbo que conduciría finalmente a un imperio con cientos de bases militares por todo el mundo, a lo largo de una interminable serie de invasiones, ocupaciones, golpes, asesinatos, sanciones, embargos y operaciones de cambio de régimen, todo con la intención de ampliar el radio de acción del imperio americano.
El corrupto dictador que mandaba en Cuba antes de la revolución de Fidel Castro, Fulgencio Batista, era uno de los gobernantes aprobados por el imperio americano, el cual trató brutalmente y expolió al pueblo cubano haciendo cuanto el imperio americano le pedía. Cuando los cubanos se rebelaron contra Batista y lo reemplazaron por Castro, los funcionarios americanos confiaban al principio en que Castro seguiría la tradición y pondría a Cuba y a sí mismo bajo el control de EEUU. Pero la esperanza se esfumó tan pronto como Castro manifestó al imperio americano y a los cubanos que Cuba era un país soberano e independiente por primera vez en su historia.
No sorprenderá que la posición de Castro no sentase bien a los funcionarios americanos. El imperio lo eligió enseguida para una operación de cambio de régimen, que consistiría finalmente en un embargo económico, una invasión, varios intentos de asesinato, terrorismo, sabotaje y casi una guerra nuclear.
Pero había otro factor críticamente importante que garantizaba que Castro se convertiría en el objetivo del imperio americano. Tras hacerse con el poder, reveló que era comunista y rápidamente empezó a hacer del sistema económico cubano uno comunista.
Estos dos factores – el imperialismo americano y el anticomunismo americano – fueron las fuerzas impulsoras gemelas del gobierno de EEUU en la segunda mitad del siglo XX. Más que ninguna otra cosa, estas dos fuerzas corrompieron, distorsionaron y pervirtieron los principios y valores del pueblo americano.
Desde primaria se enseña a los americanos que “nosotros” ganamos la segunda guerra mundial. En realidad, la veracidad de esta afirmación depende de cómo se defina el pronombre. Si “nosotros” incluye a la Unión Soviética, es verdad que “nosotros” ganamos la segunda guerra mundial. Pero si “nosotros” significa EEUU, Gran Bretaña, Francia y otros aliados no soviéticos, entonces no ganamos “nosotros” la guerra, sino la Unión Soviética.
Pero recordemos la ostensible razón por la que Gran Bretaña declaró la guerra a la Alemania nazi. Fue para librar a Polonia de esa tiranía. ¿Cuál era la situación al final de la guerra? Sí, el pueblo polaco quedó, en efecto, libre de la tiranía nazi, pero sufrió los 50 años siguientes la tiranía comunista de la URSS. Desde el punto de vista de los polacos y de los otros pueblos de Europa del este dentro del bloque soviético no fue una victoria.
Pero tampoco fue una victoria para el pueblo americano, porque casi inmediatamente los funcionarios de EEUU convirtieron a la Unión Soviética, el socio y aliado en la segunda guerra mundial (y enemigo de Hitler), en un gigantesco nuevo enemigo de EEUU, lo que supondría medio siglo de crisis, caos, conflictos y hostilidad durante la guerra fría y muerte y destrucción masivas en aquellas guerras calientes como la de Corea y Vietnam.
Importante también es que el nuevo enemigo serviría de justificación para mantener y aumentar un enorme complejo militar-industrial y crear un obsesivo estado de la seguridad nacional. Las políticas y prácticas de ambas partes terminarían por parecerse en extremo a las de los totalitarismos a los que EEUU se opuso durante la segunda guerra mundial y siguió haciéndolo en la guerra fría.
El delirio anticomunista
Resulta imposible exagerar la importancia del delirio anticomunista que caracterizó la guerra fría. Para los que nacieron después de esa época, la mejor manera de describirlo es decir que el miedo al comunismo era mil veces mayor que el miedo al terrorismo hoy en día. Lo que era diferente, sin embargo, era que, mientras el terrorismo se refiere a un acto físico de fuerza, el comunismo suponía mucho más. Representaba una idea que dejó honda huella de por vida en los funcionarios de EEUU y en una gran parte de su población.
El delirio anticomunista presentaba diversos aspectos.
Un aspecto era la noción de que la Unión Soviética quería iniciar una guerra contra EEUU en la que América sería conquistada por los comunistas. Según este escenario, el pueblo americano terminaría viviendo una vida muy parecida a la de los pueblos de Europa oriental – bajo la bota de hierro de la Unión Soviética.
Un segundo aspecto era la noción de que el comunismo se propagaría, más allá de Cuba, a otras naciones latinoamericanas, permitiéndole movilizar fuerzas militares que invadirían Florida y Tejas, llegando a ocupar la costa este, derrotar finalmente a las fuerzas americanas y tomar Washington. Según este escenario, los comunistas latinoamericanos servirían como agentes de la Unión Soviética, cumpliendo sus órdenes hasta conquistar EEUU.
Un tercer aspecto era que el comunismo se haría con el control de los países de Europa y Asia, que irían cayendo por el “efecto dominó” hasta que la última ficha – EEUU – fuese derribada.
Un cuarto aspecto era la infiltración comunista en el gobierno federal y en las escuelas públicas, donde políticos, burócratas y profesores estarían sirviendo eficazmente de topos de la Unión Soviética, que estarían indoctrinando al pueblo americano con ideas comunistas y, aún peor, haciéndose con el control de las riendas del poder y entregando América a los comunistas.
Un quinto aspecto, quizá el más temible para los funcionarios americanos, era que el comunismo actuaría como un canto de sirenas enajenando las mentes del pueblo americano y seduciéndolo hasta querer y desear la forma de vida comunista, en la que la gente renunciaría ansiosa y entusiásticamente a su libertad a cambio de ser atendida desde la cuna a la huesa por el estado. Según este escenario, los comunistas empezarían por ganar elecciones a lo largo y ancho del país e infiltrarse gradualmente en las burocracias federales, permitiéndoles llevar el comunismo a América de manera puramente democrática.
Estos cinco aspectos de la mentalidad anticomunista se combinaron para crear un clima de constante preparación para la guerra y un largo, oscuro y profundo miedo que impregnó América y su psique. Fue una era tan horrible que los americanos aprendieron a plegarse a la autoridad y a confiar en los funcionarios del gobierno, depositando una fe ciega en ellos para proteger la “seguridad nacional” y defenderlos del comunismo.
¿Qué es lo que tanto asustaba a la gente? El comunismo es una doctrina económica en la que el estado es propietario de todos los medios de producción. En sentido estricto significa que el estado es propietario de todo lo que hay en la sociedad. Al ser el estado el único empleador, todos trabajan para el estado. Éste garantiza que cada cual tendrá vivienda, alimentos, empleo, atención médica, educación y demás cosas importantes. No más preocupaciones por perder la casa, morirse de hambre, ser despedido o no poder pagar los gastos de la sanidad o de la educación. Las necesidades de cada uno son atendidas desde el día en que nace hasta el día en que muere.
El auge del socialismo
¿Cuál es la alternativa al comunismo o, por emplear un término similar, al socialismo?
La alternativa es una de vida basada en la propiedad privada y la libertad de mercado, en la que los medios de producción y la mayoría de las cosas son de propiedad privada. La gente es libre de establecer una empresa sin regulación del gobierno, de realizar libremente transacciones económicas con otros en beneficio mutuo, de acumular riqueza sin limitación y de decidir lo que hace con ella. En un sistema basado en la propiedad privada y en la libertad económica, que algunos suelen etiquetar como “capitalismo”, el papel del gobierno se limita a proteger a la gente de la violencia o el fraude de otros, a defender la nación si es atacada y a ofrecer un sistema legal que resuelva pacíficamente las disputas.
No obstante la esclavitud y otras excepciones, EEUU se fundó sobre los principios de propiedad privada y libertad de mercado. Pese a algunas excepciones, era lo que se dice un país “capitalista”. Es más, el sistema económico de libre empresa de EEUU fue una de las principales cosas que lo distinguió siempre de los demás países a lo largo de la historia.
A finales de 1800 y principios de 1900, sin embargo, el comunismo fue haciéndose cada vez más popular. Un año antes de terminar la primera guerra mundial, la revolución rusa alumbró un régimen comunista que ostentó el poder en Rusia. Además, las ideas socialistas iban calando por toda Europa y Asia. Al estallar la segunda guerra mundial EEUU mismo había adoptado ya una variante del socialismo, basada en el estado benefactor, en la que el gobierno federal atendería a las personas mediante programas de cierta importancia, como el sistema de la Seguridad Social.
Además, los partidos comunistas estaban desempeñando un activo papel en el proceso político, incluido el proceso político de EEUU.
Todo eso era demasiado para los funcionarios de EEUU, convencidos de que, a menos que América asumiese un papel decisivo combatiendo al comunismo en todo el mundo, ésta terminaría siendo un país comunista
Así que, al final de la segunda guerra mundial, el pentágono y un gigantesco establishment militar propio de tiempos de guerra pasaron a formar parte integrante de la vida americana. Dos años después, en 1947, Harry Truman firmó la National Security Act, que fue el nacimiento de la CIA. Entre el establishment militar permanente y la CIA formarían las unidades básicas del estado de la seguridad nacional de EEUU, que llegaría a ser con el tiempo un verdadero cuarto poder del país, con increíbles atribuciones para invasiones, asesinatos, torturas, fomentar golpes y operaciones de cambio de régimen. Y los poderes legislativo y judicial, e incluso el ejecutivo, no quisieron o no pudieron tocarlo en virtud del primordial principio de la “seguridad nacional”.
¿Qué debería haber hecho EEUU al terminar la segunda guerra mundial? Debería haber vuelto a casa y desmantelar la maquinaria bélica. La guerra era cosa pasada. La Alemania nazi y Japón habían sido derrotados. Es verdad que Europa del este estaba bajo la bota de hierro de la Unión Soviética; pero los funcionarios americanos eran en gran parte responsables de ello, tanto por aliarse con los comunistas soviéticos durante la guerra y renunciar al control de esos países en favor de los rusos, como por exigir la “rendición incondicional” y no negociar con los alemanes una paz separada, que habría mantenido a Europa del este libre del control soviético.
Por el contrario, el gobierno de EEUU optó por mantener un altísimo contingente militar en Alemania para proteger a Europa del oeste del ataque de su socio y aliado en la segunda guerra mundial, la URSS. Esto es lo que la NATO fue en esencia. Peor aún, el gobierno de EEUU prometió defender a todas las naciones del mundo de un ataque comunista, una obligación continua que haría de América un estado de corte totalmente militarista.
¿Guerra con la URSS?
¿Que probabilidad había de que la Unión Soviética iniciase una nueva contienda contra sus antiguos aliados de la segunda guerra mundial? Prácticamente cero. Pues los sóviets habían tenido más de 20 millones de bajas en la guerra. Todo el país, incluida su economía, estaba devastado. Además, el gobierno de EEUU había dado a los sóviets una prueba contundente de su poder militar con el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki.
¿Cómo se explica la continuada ocupación de Europa del este por los sóviets? La razón no difería en principio de la del gobierno de EEUU, fieramente contrario a que hubiese regímenes comunistas en Latinoamérica. Tras dos guerras mundiales, los sóviets querían unos gobiernos marionetas en Europa del este a modo de tapón contra futuras invasiones alemanas. El motivo no era más justificable que el de EEUU para instalar en Latinoamérica regímenes marionetas, pero eso no significaba que la Unión Soviética estuviese preparando una campaña militar de alcance mundial.
El miedo del estado de la seguridad nacional al comunismo en Latinoamérica era muy profundo. Recordemos el caso de Guatemala. Cuando el socialista Jacobo Arbenz fue democráticamente elegido presidente del país en 1950, el pentágono y la CIA se subían por las paredes, convencidos de que, con la elección de Arbenz, los comunistas tenían una cabeza de playa en el hemisferio occidental. Parece que los militares y la CIA crían que las fuerzas guatemaltecas atravesarían México, y el Río Grande, tomarían Houston y Dallas, avanzarían hacia el noreste conquistando Georgia y todo el sur, irían a Washington, D.C., y entregarían las llaves de la capital a la Unión Soviética. Oh, si se esperaban hasta 1959, el ejército comunista de Castro invadiría Florida e iría al norte conquistándolo todo a su paso antes de reunirse con el ejército de Arbenz a las afueras de Washington, D.C., para recibir juntos la rendición de los funcionarios de EEUU en Washington.
Obviamente, ésta es una idea ridícula y vana. Pero la imaginación de los funcionarios del estado de la seguridad nacional de EEUU era incapaz de superar su obsesión comunista. Al enterarse los funcionarios del pentágono y de la CIA de que Arbenz había comprado un cargamento de armas de Checoslovaquia, que estaba bajo control soviético, esa transacción era la confirmación positiva de que los comunistas planeaban tomar militarmente EEUU. No importaba que los checos hubiesen estafado a los guatemaltecos vendiéndoles un montón de chatarra militar. ¡Una amenaza comunista mundial, gigante y monolítica!
La mentalidad de la seguridad nacional era la misma respecto al sudeste asiático. Los comunistas se apoderarían de Vietnam, provocando un efecto dominó en el sudeste asiático, que caería primero, tomando finalmente los comunistas EEUU.
Esa mentalidad se volvió tan ridícula y absurda como el citado ejemplo de Latinoamérica. La prueba más evidente, sin duda, es lo que ocurrió al final de la guerra de Vietnam. El efecto dominó no funcionó, y los comunistas vietnamitas no invadieron y conquistaron EEUU. En realidad, poco después de la reunificación del país, los comunistas vietnamitas se enzarzaron en una guerra con los comunistas chinos. Hoy en día, Vietnam mantiene unas pacíficas relaciones con EEUU.
Pero volvamos a Latinoamérica un momento. En la actualidad Cuba, Venezuela Bolivia y Nicaragua tienen regímenes socialistas o comunistas. ¿Y qué? ¿Qué americano se siente amenazado por ello? ¿Hay alguien preocupado porque los ejércitos comunistas crucen la frontera sur de EEUU e invadan Florida?
Como digo, el miedo al comunismo y a los comunistas era vano, hinchado, exagerado e irracional.
¿Qué hay del partido comunista y de los comunistas americanos – esto es, las personas que en EEUU pretendían convertir el sistema en un sistema económico comunista?
Obviamente, ésta es una idea ridícula y vana. Pero la imaginación de los funcionarios del estado de la seguridad nacional de EEUU era incapaz de superar su obsesión comunista. Al enterarse los funcionarios del pentágono y de la CIA de que Arbenz había comprado un cargamento de armas de Checoslovaquia, que estaba bajo control soviético, esa transacción era la confirmación positiva de que los comunistas planeaban tomar militarmente EEUU. No importaba que los checos hubiesen estafado a los guatemaltecos vendiéndoles un montón de chatarra militar. ¡Una amenaza comunista mundial, gigante y monolítica!
La mentalidad de la seguridad nacional era la misma respecto al sudeste asiático. Los comunistas se apoderarían de Vietnam, provocando un efecto dominó en el sudeste asiático, que caería primero, tomando finalmente los comunistas EEUU.
Esa mentalidad se volvió tan ridícula y absurda como el citado ejemplo de Latinoamérica. La prueba más evidente, sin duda, es lo que ocurrió al final de la guerra de Vietnam. El efecto dominó no funcionó, y los comunistas vietnamitas no invadieron y conquistaron EEUU. En realidad, poco después de la reunificación del país, los comunistas vietnamitas se enzarzaron en una guerra con los comunistas chinos. Hoy en día, Vietnam mantiene unas pacíficas relaciones con EEUU.
Pero volvamos a Latinoamérica un momento. En la actualidad Cuba, Venezuela Bolivia y Nicaragua tienen regímenes socialistas o comunistas. ¿Y qué? ¿Qué americano se siente amenazado por ello? ¿Hay alguien preocupado porque los ejércitos comunistas crucen la frontera sur de EEUU e invadan Florida?
Como digo, el miedo al comunismo y a los comunistas era vano, hinchado, exagerado e irracional.
¿Qué hay del partido comunista y de los comunistas americanos – esto es, las personas que en EEUU pretendían convertir el sistema en un sistema económico comunista?
En una sociedad genuinamente libre, la gente es libre de exponer las ideas que quiera por más despreciables o impopulares que sean. El partido comunista americano debería haber sido libre para participar en el proceso político defendiendo sus principios, haciendo cuanto quisiera para persuadir pacíficamente a la gente a adoptar el comunismo y el socialismo. El gobierno debía proteger el ejercicio de sus derechos y de su libertad. Pues la mejor manera de combatir una mala idea, como el comunismo o el socialismo, es presentar otra mejor, como el libertarismo, el sistema basado en el libre mercado y la propiedad privada.
Desgraciadamente, el pentágono, la CIA y el FBI, otra parte importante del estado de la seguridad nacional de EEUU, no veían así las cosas. A sus ojos, los partidarios de comunismo era gente mala, y, aún peor, una grave amenaza para la “seguridad nacional” de EEUU.
Pero, a fin de proteger la seguridad nacional del comunismo, el estado de la seguridad nacional de EEUU adoptó políticas y prácticas propias del mismo régimen que había derrotado en la segunda guerra mundial – el nazi – y del régimen con el que había estado asociado durante dicha guerra y con el que luego libró la guerra fría – el soviético. Ni que decir tiene que los funcionarios americanos justificaron esos medios perversos e inmorales adoptados para combatir el comunismo con el manto protector de la “seguridad nacional”.